Un refugio para la vida salvaje
Asturias alberga una de las faunas más ricas y diversas de la península ibérica. La combinación de costa, valles, bosques atlánticos y alta montaña crea una diversidad de hábitats excepcional que permite la supervivencia de especies que en otros lugares han desaparecido.
Observar fauna salvaje no es solo ver animales, es entender ecosistemas, respetar espacios y experimentar momentos de conexión profunda con la naturaleza.
El oso pardo: el símbolo de Asturias
El oso pardo cantábrico es la especie más emblemática de la región. Con una población estimada de 300-350 ejemplares, Asturias concentra la mayor parte de la población osera de España. Ver un oso en libertad es una experiencia transformadora que requiere paciencia, respeto y, preferiblemente, la compañía de un guía local experto.
Dónde y cuándo
El Parque Natural de Somiedo y Fuentes del Narcea son las mejores zonas para avistar osos. La primavera (abril-mayo), cuando salen de la hibernación, y el otoño (septiembre-octubre), cuando se preparan para hibernar, son las mejores épocas. El amanecer y las últimas horas de luz ofrecen las mejores oportunidades.
Observación responsable
La observación de osos debe hacerse siempre con guías certificados que conocen los movimientos de los animales y saben cómo hacerlo sin molestarlos. Las reglas son inquebrantables:
- Distancia mínima de 200 metros
- Silencio absoluto
- Nunca alimentar ni aproximarse
- Observación breve para no acosar al animal
Aves emblemáticas
Águila real
Mucho más fácil de observar que el oso, especialmente en los Picos de Europa. Con una envergadura de más de 2 metros, verlas planear aprovechando corrientes térmicas es espectacular. El Mirador del Fitu, las rutas en Picos de Europa y los acantilados costeros son buenos lugares de observación.
Urogallo cantábrico
En peligro crítico de extinción con menos de 300 ejemplares. Ver uno es extremadamente raro y no debería ser objetivo de ningún visitante, ya que el mínimo disturbio puede afectar su supervivencia. Si por casualidad se avista uno, la observación debe ser desde máxima distancia y muy breve.
Quebrantahuesos
Extinto en Asturias durante décadas, proyectos de reintroducción están permitiendo avistar algunos ejemplares ocasionalmente en los Picos de Europa. Con 3 metros de envergadura, es un ave impresionante que cumple un papel ecológico crucial como limpiador de carroña.
Aves marinas
Los acantilados costeros albergan colonias de cormoranes, gaviotas de varias especies, araos y alcatraces. Bufones de Pría y los acantilados entre Llanes y Ribadesella son buenos puntos de observación.
Mamíferos medianos
Corzo y ciervo
Presentes en bosques y praderas, son relativamente fáciles de observar al amanecer y atardecer. La berrea (época de celo del ciervo) en septiembre-octubre es especialmente espectacular: los machos rugen para atraer hembras, y el sonido resonando en los valles es primordial y potente.
Cabra montés y rebeco
En los Picos de Europa, ambas especies son relativamente comunes en zonas rocosas y alpinas. Son ágiles, seguras en terreno vertical y fascinantes de observar en su hábitat natural.
Lobo ibérico
Extremadamente difícil de ver. Aunque Asturias tiene poblaciones estables de lobo, sus hábitos principalmente nocturnos y su cautela extrema hacen casi imposible el avistamiento. Ver señales de su presencia (huellas, excrementos, restos de presas) o escuchar sus aullidos en la distancia ya es una experiencia poderosa.
Equipo básico para observación
- Prismáticos 8x42 o 10x42 (marcas fiables como Nikon, Zeiss o Swarovski)
- Guía de campo de fauna ibérica para identificación
- Ropa apropiada en colores neutros (verde oliva, marrón, gris)
- Calzado cómodo y silencioso
- Telescopio terrestre (opcional, útil para observación a larga distancia)
- Aplicaciones móviles como eBird para aves
Técnicas de observación
La observación de fauna salvaje es 90% paciencia, 10% acción. Llegar temprano, posicionarse en un buen lugar, quedarse quieto y esperar. Los animales aparecen cuando menos se espera.
Usar todos los sentidos: escuchar el crujido de ramas, sentir la dirección del viento (los animales se aproximan con el viento a favor para detectar peligros), oler el aire (a veces se detecta la presencia de jabalíes o ciervos por el olor).
Los movimientos deben ser lentos y deliberados. Movimientos bruscos alarman incluso a animales que no nos han visto directamente.
Ética de observación
Si un animal cambia su comportamiento por nuestra presencia (deja de alimentarse, se alerta, se mueve), estamos demasiado cerca o siendo demasiado obvios. Hay que retroceder o quedarse completamente quieto.
Nunca alimentar fauna salvaje. Nunca. Altera comportamientos naturales, crea dependencia y puede ser peligroso.
Si se ven especies sensibles (oso, urogallo), no publicar la localización exacta en redes sociales. Esto puede llevar a masificación y acoso del animal.
El privilegio de observar
Vivir en Asturias, con esta riqueza de fauna salvaje, es un privilegio que conlleva responsabilidad: protegerla no solo para nosotros, sino para las generaciones futuras.
Cada observación, realizada con respeto y cuidado, es un recordatorio de que somos parte de algo más grande, un ecosistema complejo e interconectado. Los animales salvajes no existen para nuestro entretenimiento, tienen su propio valor intrínseco.
Cuando observamos fauna con respeto, cuando nos maravillamos ante un oso alimentándose o un águila planeando, estamos reconociendo ese valor. Y esa es una de las experiencias más profundamente humanas que podemos tener.
La fauna salvaje de Asturias es un tesoro que debemos proteger, no solo observar. Cada avistamiento respetuoso es un acto de conservación.

